Por Pablo Benevet
BREVE RELATO DE UNA FAMILIA COLOSAL
Cuando todo está dado para que algo ocurra en el momento y en el lugar indicado, nada, por más grande que sea, puede evitar que aquello acontezca. Es así que comienza esta historia, donde el final parece lejano y el cual cada uno de nosotros podrá darle forma, transformarlo una y otra vez.
Energías que se iban cruzando, historias que se iban contando, momentos que se entremezclaban y convivían en un mismo lugar y en un mismo tiempo.
Fue así como cada uno fue uniendo los caminos y cuando hablo de “unir”, hablo de “compartir”, sentir cosas en común y para que eso suceda muchas cosas deben ayudar e intervenir.
Cada uno traía su historia y aparejada, un sinfín de emociones y sentimientos que confluían y se relacionaban con entusiasmo.
Fue así, casi sin saberlo, que se comenzó a formar la familia Colosal, una familia que posee entre sus postulados la creencia del “COMPARTIR”.
Así fueron pasando las noches de encuentros acompañados de momentos Fernetsianos y alucinógenos palpitantes, esos sucesos nocturnos venían escoltadas (en la mayoría de las ocasiones) de compañías del sexo opuesto, bastantes atractivas, lo que le imprimía una descarga de jolgorio sin igual.
Fue así como se sucedían permanentemente encuentros fabulosos de toda índole, desde encuentros en espacios verdes (con toda la atracción que eso implica) hasta recitales realmente asombrosos, cabe aclarar que en ambos escenarios, siempre existía la presencia de esos seres extraordinarios y necesarios llamados MUJERES.
La familia colosal seguía sus rumbos sin destino prefijado, pero con una misma visión: disfrutar cada instante de esta vida…
Transcurriendo el curso de nuestra querida carrera de “Profesor Nacional de Educación Física”, incontables historias tuvieron lugar, en ese bendito Romero Brest, varias veces odiado pero siempre querido.
Las fiestas de “La M”, se sucedían con gran esplendor y gran despliegue de condimentos que alimentaban a esta filosofía de vida que compartimos y llevamos como bandera.
Finalmente, este grupo de jóvenes eternos, decidieron tener una nueva historia que contar y transmitir a todos aquellos, que quisieran escucharla, es por esto que se sumergieron en la locura hermosa que nos depara el mundo futbolístico, como una salida a las problemáticas habituales (que todos tenemos) y como una puerta de entrada al disfrute permanente con AMIGOS. Aquellos partidos de la vida que disputaban bajo el nombre de El Coloso F.C. enmarcaban aún más la unión que ese grupo mantenía con honor, llevando como estandarte la garra, la constancia y el sacrificio continuo.
En estos cotejos que disputan JUNTOS, no sólo juegan al fútbol sino que también, sienten, sufren, se enojan, comparten, se alegran, luchan, se ayudan, se entienden y por sobre todas las cosas: SE DIVIERTEN.
Señores que los momentos vividos se multipliquen y se potencien, y que los sepamos aprovechar mientras podemos, que es lo que venimos haciendo hace tiempo y creo que con muy buenos resultados.