Bendito sea el campeonato con que soñamos,
Bendito cada nombre que ha sido designado,
Benditos los pibes que jugamos,
El peso de la historia, el respeto ganado,
Malditos sean los recuerdos dolorosos,
Maldita la impotencia y la injusticia que vivimos,
El volvernos a casa cada uno por su lado,
Las finales sin jugar… el quedar en el camino,
Bendita la anestesia general a los dolores,
Las tristezas que curamos con abrazos,
Las gargantas que se rompen por los goles,
El sentirnos los mejores por un rato,
Malditos los sorteos y los interzonales,
Los árbitros al azar que signaron nuestra suerte,
Malditos los mezquinos que juegan sin poesía,
Los que pegan, los que envidian, los que rompen y lastiman,
Bendito sea el orgullo con que entramos a la cancha,
El potrero y la pelota no se manchan,
Benditos los que intentan repetir una gambeta,
Inflar las redes de los otros,
Inflar el pecho de alegría,
Merecer la camiseta,
Los organizadores, los de afuera, los cronistas, los AMIGOS,
El himno, las mujeres siguiendo los partidos,
Benditas las cabalas que dan resultado,
Las risas y el llanto que guardaremos tanto,
Y bendito ese momento que regala el fútbol,
De poder cambiar nuestro destino,
Y sentir otra vez y frente a todos,
Lo glorioso y lo groso, que es ser de EL COLOSO.